BBVA API Market
Todavía no habíamos caído en la tentación de hacer el típico listado de tendencias el año, pero al final no hemos podido resistirlo. En gran medida, porque suele ser bastante útil para aquellos perfiles profesionales que están cerca del desarrollo, pero no tan implicados en el día a día como un programador o desarrollador de software.
Esto pretende ser un listado, esperemos que lo más acertado posible, sobre el futuro a corto plazo que le espera a la mayoría de los equipos DevOps: aplicaciones con inteligencia artificial, más Material Design pero con skeumorfismo, las microinteracciones, el boom de los ‘bots’ conversacionales o ‘chatbots’ o el mayor crecimiento de JavaScript en todos los terrenos. Aquí algunas claves.
Los usuarios, cada vez más, exigen de las aplicaciones nativas una experiencia personalizada. Para eso es necesario, sin excepción, conocer a la audiencia, conocer a cada uno de los usuarios y perfiles para hacer recomendaciones, sugerir contenidos y servicios ajustados a sus necesidades, tratar a los usuarios como individuos… Otra forma de adaptar la experiencia es incorporar asistentes personales que les faciliten en todo momento cada petición. Hay ejemplos interesantes en el mercado: Siri (Apple), Alexa (Amazon), Cortana (Microsoft), M (Facebook), Google Now (Google), Jibo, Clara… Hay decenas de ejemplos.
También se consigue a través de la clusterización de los usuarios para ofrecer productos y servicios ajustados a los perfiles de cada uno de esos grupos. Para ambas cuestiones son indispensables dos tecnologías que, hoy en día, suponen dos tendencias evidentes dentro del desarrollo de software: el aprendizaje profundo (deep learning) con el procesamiento de lenguaje natural como elemento esencial y el aprendizaje automático (machine learning) o cómo las máquinas son capaces de aprender de su propio rendimiento y mejorarlo a medida que hacen predicciones.
Es probable que numerosas empresas pongan en funcionamiento aplicaciones nativas en 2017 que tengan una infraestructura en la nube por detrás con tecnologías como el aprendizaje profundo y el aprendizaje automático para personalizar la oferta de productos y servicios a su audiencia: adaptación a su estilo de vida (sus horarios, sus lugares más habituales…), sus intereses, sus deseos. Y que el rendimiento de esa personalización sea cada vez mejor, con más engagement.
La experiencia no sólo se adaptará en cuanto al contenido, también en cuanto al diseño. El diseño responsive fue una solución acertada para algunos casos en un momento determinado, pero el futuro se basará en un diseño que se adapte a los distintos tipos de usuarios: los menús de gran tamaño o los superbuscadores, aquellos que se activan a toda página cuando el usuario quiere buscar algo, para los perfiles más mayores, y todo los contrario para los usuarios más jóvenes. Vivimos la época de la experiencia inteligente, el diseño no puede ser el mismo para todos.
El Material Design (Google) al igual que el Flat Design (Microsoft) llevan siendo desde hace años una tendencia muy clara en diseño, tanto en páginas web como en aplicaciones móviles. Pero lo cierto es que 2017 será, a buen seguro, el regreso con fuerza del skeumorfismo, o yendo aún más lejos, la combinación de ese diseño material o plano con el uso de las formas que muestran los objetos en la vida real. A la mezcla de los dos elementos visuales se le llama Diseño Textil: combinaciones de ilustración, 3D o multimedia con elementos de Material Design o Flat Design.
El skeumorfismo se puso de moda en 2012 cuando Apple comenzó a adoptarlo en algunos de sus productos más destacados para sus dispositivos móviles, tanto el iPhone como el iPad, sobre todo a partir de la versión 7 del sistema operativo iOS. Aquello generó una gran polémica entre los seguidores de los terminales de la compañía de la manzana. Hoy en día su integración con las tendencias del diseño plano será algo que estará presente en 2017.
El concepto de microinteracciones lleva dentro del mercado del diseño y el desarrollo de software desde hace algún tiempo, pero lo cierto es que ha ido evolucionando a lo largo de los años. Las microinteracciones cada vez son más pequeñas, casi imperceptibles para el usuario, pero juntas dentro de una misma acción generan una experiencia de usuario adaptada, cuidada, con personalidad… El sentido de las microinteracciones es hacer visible la implicación del usuario en la respuesta que ofrece la interfaz ante sus gestos. Le hace participar de forma más evidente de la propia experiencia. Cumplen, con lo que el rey de la experiencia de usuario Jakob Nielsen llamaba “el principio clave de la usabilidad”: mantener a los usuarios informados de lo que está pasando en todo momento en la pantalla.
Ese tipo de guiños que diseñadores y desarrolladores incorporan a la interfaz cuando el usuario hace alguna acción sobre la pantalla cada vez son más pequeñas, menos perceptibles para él. De hecho, se empieza a hablar dentro del mundo del diseño de micro-miniinteracciones. microinteracciones formadas por varias mini-interacciones. Es una cuestión de detalles cada vez más sensibles, más rápidos.
2016 ha sido el año de los chatbots como campo de innovación, no sólo dentro del sector de la comunicación, también dentro del retail o la banca. Es probable que 2017 siga la tendencia al alza. El año pasado numerosas empresas comenzaron a experimentar con los bots conversacionales para su interacción con los usuarios, gracias a una gran cantidad de plataformas de creación sencilla de interfaces conversacionales y marcos de desarrollo para productos más complejos.
De algunas de estas herramientas de creación de chatbots ya hemos hablado. Existen plataformas sencillas como Chatfuel, Api.ai, Motion.ai, Smooch.io o Gupshup.io que han entrado con fuerza dentro de un mercado en expansión. Otras empresas como Microsoft han lanzado su propio marco de desarrollo de bots, como Microsoft Bot Framework, donde ya son necesarios conocimientos en programación para hacer cualquier proyecto. Este framework sirve para desarrollar bots para todas las aplicaciones de mensajería (Slack, Facebook Messenger, Telegram, Kik…), que tiene su propia API REST y en el que los desarrolladores pueden hacer sus interfaces con sintaxis como NodeJS y .NET.
JavaScript se está extendiendo con velocidad a terrenos donde antes no llegaba o donde otros lenguajes de programación eran, claramente, una mejor opción. Se ha dicho en numerosas ocasiones que JavaScript es, posiblemente, uno de los pocos lenguajes que permite a un desarrollador atacar a toda la pila de desarrollo, tanto por la parte de front-end como la parte de back-end. Es cierto que por la parte de back existen sintaxis con más tirón como PHP o Java, pero el avance es realmente importante. Hoy en día existen numerosas plataformas o herramientas en JavaScript para el desarrollo de cientos de proyectos de tipologías distintas.
Un ejemplo interesante es Meteor, un marco de desarrollo web para la creación de aplicaciones web basado en NodeJS, con integración con otras herramientas en JavaScript como AngularJS o MongoDB. Como se puede ver, Meteor es capaz de usar y compartir código JavaScript tanto en la parte de front-end como en la parte de back-end, para sincronizar los datos con la interfaz de usuario.
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