Hackathon, Challenge o Code for… Buenas prácticas para eventos de programación con datos abiertos

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Desarrolladores / 02 agosto 2014
Hackathon, Challenge o Code for… Buenas prácticas para eventos de programación con datos abiertos
Hackathon, Challenge o Code for… Buenas prácticas para eventos de programación con datos abiertos

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Si te estás planteando convocar una jornada, concurso o iniciativa de largo recorrido con programadores para fomentar la innovación y crear aplicaciones con datos abiertos, esta serie de buenas prácticas recientes puede servirte de inspiración. Toma nota.

En formato hackathon. Si el propósito es crear comunidad entre los programadores, llevar a cabo un experimento rápido o, por otro lado, quieres atraer la atención sobre un problema concreto durante un breve periodo de tiempo, celebrar un hackathon contribuye adecuadamente a estos objetivos. Eso sí, recuerda que su principal limitación es que, salvo en contadas excepciones, las iniciativas que surgen suelen carecer de continuidad.

Un ejemplo de buenas prácticas que desde el principio se propuso dar la vuelta a esta limitación es el pasado Edinburgh Apps, el primer concurso cívico organizado por el gobierno local de Edimburgo (el City of Edinburgh Council). Este evento ha situado a este municipio entre los más innovadores de Escocia por tres grandes motivos. Primero, porque además de programadores, diseñadores, periodistas, emprendedores y colectivos con un interés directo, se decidió involucrar a otros técnicos municipales, funcionarios relacionados con la gestión de información, digitalización, tecnologías administrativas, gobierno abierto y atención ciudadana. La numerosa representación de gestores públicos sirvió para inaugurar la posición de Edimburgo como referente e inspiración.

Además, los organizadores dejaron claro desde el principio que no querían que se tratase de una iniciativa puntual y aislada. Técnicos municipales explicaron cómo están trabajando realmente para ampliar las fuentes de datos abiertos, y altos cargos del ayuntamiento aprovecharon este concurso para dar a conocer la estrategia oficial de apertura de datos que está siguiendo Edimburgo. Es decir, mostraron “todo lo que había detrás”.

Por último, y muy importante, varios de los proyectos lograron tener continuidad comercial en forma de start-up. Por ejemplo Neatbox, que facilita el tránsito urbano a peatones con problemas de visión: un pequeño aparato instalado en los cruces conecta, por una parte, con la señal de los semáforos que tienen un pulsador para peatones y, por otra, con el teléfono de cualquier usuario. Así, cuando una persona sin visión llega al paso de cebra, su móvil activa la puesta en verde del semáforo sin necesidad de buscar el pulsador manual. O Airts, un proyecto que combina datos municipales de servicios de asistencia con datos privados de empresas con necesidades de logística, almacenamiento y distribución  para multiplicar la eficacia de sus servicios y plantillas o distribuir mejor el reparto de recursos en un proyecto.

En formato challenge de aplicaciones. Un challenge de programación de aplicaciones tiene la ventaja de que, con menos limitaciones de tiempo y de presencia física que el tradicional hackathon, se acerca más al marco idóneo de involucrar a desarrolladores para crear soluciones perdurables, encontrar más aliados en la administración y entre el tejido empresarial, y la posibilidad de encontrar mejores conjuntos de datos sobre los que trabajar.

Veamos un ejemplo todavía vigente. El operador de telefonía AT&T tiene un interés particular en la confluencia entre los servicios de telefonía y el tránsito y navegación de vehículos. Su aplicación AT&T DriveMode busca reducir las distracciones causadas por mensajes y llamadas entrantes. Siendo una de las empresas integrantes del New York City Lab, AT&T se ha aliado con un consorcio de firmas tecnológicas, organismos públicos y varias universidades para organizar un concurso de aplicaciones cuyo propósito es reducir los cerca de 15.000 accidentes entre vehículos y peatones (incluidos ciclistas) que se produjeron en 2013 en la ciudad de Nueva York.

Connected Intersections, que así se llama el challenge, parte de una hipótesis bien documentada sobre el efecto de las distracciones que causan los dispositivos móviles durante la conducción y cómo se pueden aplicar esas mismas tecnologías para mejorar la seguridad de los viandantes. Los participantes deben partir de los datos de este estudio para diseñar sus propuestas, con el requisito de que la aplicación no distraiga a los usuarios, pero sí les alerte mientras lleven su smartphone. Para ello se ha puesto especial cuidado en que tengan acceso a datos de alta calidad: desde los partes de colisión de vehículos que recoge la policía de Nueva York al estado de las autopistas y vías urbanas, APIs de reconocimiento de voz de empresas participantes, los datos abiertos del Departamento de Transportes, cámaras de tráfico en tiempo real o kits de desarrollo de sistemas como Google Glass, Pebble, Samsung y muchos otros. Los organizadores repartirán 50.000 dólares en premios, y todo –empezando por los requerimientos técnicos- está descrito de manera precisa y específica para que los proyectos cumplan las expectativas de los organizadores.

Code for… Programadores cívicos integrados en la administración. Son programas (cada día más extendidos) de innovación a medio y largo plazo que parten de la doble voluntad de un grupo de programadores para crear y donar soluciones tecnológicas que resuelvan problemas municipales, y de un gobierno local que los acoja para conocer los entresijos de las instituciones y permitirles detectar obstáculos en los servicios públicos que se puedan resolver con una solución técnica.

Ya hemos comentado aquí los ejemplos de Code for América, Code for Europe y otros. Code for Germany está dando sus primeros pasos, y el caso mexicano nos puede servir para ilustrar algunas buenas prácticas de aplicación. Código para la Ciudad de México (Código CDMX) es una convocatoria del Laboratorio para la Ciudad, el área de innovación cívica y creatividad urbana del Gobierno del Distrito Federal, que se dedica a potenciar el capital creativo de la Ciudad de México como lo hace el MediaLab-Prado de Madrid: concentrando personas de diferentes disciplinas alrededor de un foro de innovación y desarrollo de ideas. La particularidad de este caso -como señala el blog YoGobierno.org– es que, mientras que Code for America y organizaciones similares nacen desde la sociedad civil, el Laboratorio para la Ciudad y Código CDMX nacen del gobierno de la Ciudad de México. Fue el gobierno quien “salió a buscar” el apoyo y los conocimientos de los ciudadanos, y lo formalizó con la firma de una carta de intenciones entre Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno del DF, y Nigel Jacob, representante de Code for América. Código CDMX convocó a dos grupos distintos –desarrolladores con disponibilidad a tiempo completo y universitarios a tiempo parcial-, para llevar a cabo una inmersión de nueve meses. Cada uno de los seis programadores (elegidos entre 256 candidaturas) contó con dos voluntarios universitarios (entre 104 candidatos) en su equipo.

 

El fruto de esta inmersión en la maquinaria administrativa local han sido seis aplicaciones de código abierto presentadas recientemente. Traxi (desde la Secretaría de Transporte y Vialidad) es una app móvil para elegir taxis seguros y con un servicio de calidad. Con sólo teclear su matrícula sabrás si tiene multas pendientes, denuncias o malas calificaciones, e incorpora un “botón del pánico” y localización si te sientes amenazado. Verifícalo (Secretaría de Medio Ambiente) sirve para que los conductores puedan consultar sus obligaciones de inspección, pagos y limitaciones de circulación. Cuídate y Chécate aquí (Salud) promueven actividades saludables informándote de eventos o mostrándote cuál es la clínica, hospital o centro de salud más cercano a tu ubicación, cuáles son los servicios que ofrecen, sus horarios de atención y su teléfono. Consulta aquí las demás aplicaciones.

Y vuelta a lo más básico… los datos

Involucrar a otros actores, incentivar la continuidad comercial de las ideas, mostrar la estrategia a largo plazo de apertura de datos… Sin embargo, no olvides que si convocas un evento, concurso o programa para desarrollar aplicaciones con datos abiertos, todo empieza por proporcionar datos de calidad que motiven a los participantes. El premio o la remuneración no son el único incentivo: los proyectos deben tener un propósito, cívico o comercial, atractivo para todos. Recuerda que hay “formas” y formas de abrir datos. Para tu concurso con datos abiertos ten presente liberar grandes cantidades de datos de alta calidad, incluir una descripción precisa de los conjuntos de datos facilitados, poner los datos a libre disposición de cualquiera (y, si existen excepciones, defínelas bien), usar formatos accesibles, incentivar la reutilización y distribución de los mismos, facilitar la publicación de datos enlazados (linked data) y garantizar que los datos están lo más actualizados que sea posible.

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