El mundo del futuro que nos espera con las APIs y el Internet de las cosas

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El mundo del futuro que nos espera con las APIs y el Internet de las cosas
El mundo del futuro que nos espera con las APIs y el Internet de las cosas

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Objetos ponibles para la recogida de datos físicos, hogares inteligentes relacionados con la domótica o los electrodomésticos inteligentes, coches conectados, smart cities en campos como servicios públicos o seguridad… Todo lo relacionado con el mundo del futuro pasa obligatoriamente por el Internet de las cosas (IoT por sus siglas en inglés) y las infraestructuras creadas por empresas o gobiernos basadas en APIs, las interfaces de desarrollo de aplicaciones indispensables para la gestión de los datos.

Si uno revisa los diferentes informes sobre previsiones de crecimiento de negocio y volumen de objetos conectados para los próximos años, las cifras asustan. Es, sin lugar a dudas, un terreno abonado para el crecimiento, el nacimiento de nuevas empresas de innovación y la creación de ingresos elevados en varios campos:

●   BI Intelligence: la consultora prevé que habrá un total de 34.000 millones de dispositivos conectados en 2020, de los que 24.000 millones serán dispositivos propios del Internet de las cosas. Esas cifras están muy por encima de los 10.000 millones con los que se cerró el año 2015. Su informe prevé una gran inversión en IoT por parte de las empresas para reducción de costes, aumento de la productividad y búsqueda de nuevos mercados.

●  Cisco: el informe de la consultora de telecomunicaciones anticipa una inversión multimillonaria en soluciones relacionadas con el Internet de las cosas, que alcanzaría un volumen total de 12,7 billones de euros en 2022, en campos como la mejora de la cadena de suministro y logística (2,4 billones de euros), aumento de la productividad en los empleados (2,2 billones) o en estrategias para la reducción de los costes (2,2 billones).

●  IC Insights: habla de cinco sectores fundamentales del IoT, que son las casas y los vehículos conectados, las smart cities, los wearables e Internet.

Nadie duda, a día de hoy, que el Internet de las cosas está necesariamente conectado a las APIs. Sin las interfaces de desarrollo de aplicaciones no sería posible un mundo de objetos conectados realmente viable. El consumo de energía y la conectividad obligan a que la gestión de los datos deba producirse fuera del dispositivo porque, en caso contrario, estaríamos ante un modelo no sostenible. El Internet de las cosas y las APIs son dos campos del desarrollo de software que se retroalimentan uno al otro, de hecho, el gran impulso del primero de ellos se ha producido solo cuando las APIs han entrado en escena con mucha fuerza.

Casas y vehículos conectados

La casa conectada es hoy día más una tendencia que una realidad. Probablemente el impulso a su crecimiento necesite aún un cambio de mentalidad mayor en el consumidor medio. Sin embargo, las previsiones económicas auguran un aumento del número de dispositivos conectados en los hogares: un 67% de crecimiento en los próximos cinco años, según un informe de Business Insider Intelligence.

No solo el aspecto cultural del consumidor ralentiza la expansión del negocio, también la enorme atomización de los productos: existen enchufes, interruptores o lámparas conectados de numerosos fabricantes, cada uno de ellos con su propia aplicación para su control remoto. Lo mismo sucede con electrodomésticos, sistemas de seguridad o tecnologías relacionadas con el ocio… El reto es unificar todo eso en un producto que simplifique el consumo de las soluciones. También existen puntos de desencuentro en los sistemas de conectividad utilizados por los dispositivos (algunos por WiFi; otros, Bluetooth; y no son los únicos).

Una solución posible son las APIs. Estas interfaces son las que conectan los esfuerzos de los fabricantes de dispositivos por un lado, y los desarrolladores de aplicaciones por otro, donde los usuarios serían los mayores beneficiados. Si además esas APIs son abiertas, el trabajo de la comunidad de desarrolladores permite avances en la creación de un ecosistema API para casas conectadas o el desarrollo de aplicaciones globales para este tipo de dispositivos.

En el mercado de los coches conectados pasa algo similar: la explosión definitiva depende de si la comunidad de desarrolladores puede crear aplicaciones que sean transversales a marcas y modelos de vehículos. Hay ejemplos de que esto ya es posible, gracias a las APIs de empresas como OnStar y Automatic.

La primera compañía lleva tres años trabajando con APIs que permiten a terceros el desarrollo de apps que luego se integran en su plataforma. Ellos tienen un acuerdo para incorporar sus soluciones dentro de algunos vehículos de General Motors para conectar con servicios de emergencia, asistencia en carretera, sistemas de navegación o diagnósticos del estado del vehículo.

Automatic conecta a los usuarios con su vehículo a través de un adaptador y una aplicación móvil. Aporta información mecánica y de consumo de combustible o datos sobre emergencias o aparcamiento libre. Además, disponen de numerosas aplicaciones de terceros gracias a su API para desarrolladores. También existen otras empresas especializadas en el diseño de APIs específicas para las conexiones de vehículos construidos a partir de 1996 como Carvoyant.

En ambos casos, tanto en los productos vinculados a las casas como a los coches conectados, gran parte de las soluciones se basa en la automatización de procesos a través de IFTTT ( If This Then That, Si Esto Entonces Aquello), un servicio web que nos permite conectar dispositivos de orígenes muy diferentes.

Wearables

La consultora IDC espera que este 2016 el sector cierre la venta de 111 millones de wearables en todo el mundo, muy por debajo de los 214 millones esperados en 2019. Para ellos, la tasa de crecimiento anual en los próximos cinco años será del 28%.

Independientemente de las cifras, lo que está claro es que la segunda y tercera generación de wearables mostrarán mejor rendimiento y una gestión de los datos mucho más eficaz que la actual, sobre todo gracias a los desarrolladores.

Hoy en día existe más de una treintena de APIs relacionadas con wearables dentro del mercado, algunas de ellas vinculadas a grandes marcas del deporte como Adidas, Under Armour o Garmin o tecnológicas como Google, Microsoft o Samsung.

Adidas dispone de una interfaz de desarrollo de aplicaciones para su servicio Adidas MiCoach, una plataforma de entrenamiento donde los usuarios pueden crearse planes de ejercicio e ir viendo su progreso personal. La API es una API REST que ofrece todo tipo de recursos para alentar a terceros desarrolladores la creación de aplicaciones con los datos de los perfiles de clientes, que son privados y se mantienen a salvo con un protocolo de seguridad OAuth v2. Under Armour dispone de varias API REST para la creación de servicios para sus distintas aplicaciones: Under Armour Women y MapMyFitness, MapMyRun, MapMyRide, MapMyWalk y MapMyHike después de adquirir la compañía MapMyFitness.

En el caso de Samsung (Samsung Simband) y Microsoft (Microsoft Health), el uso de APIs va enfocado al campo de la recogida y gestión de datos sobre salud. Samsung Simband API está escrita en C y C++ y da acceso a los datos en tiempo real recogidos por los perfiles de usuarios de los dispositivos. Microsoft Health Cloud API es una API RESTful que facilita a terceros datos en tiempo real de los usuarios en formato JSON para mejorar las aplicaciones vinculadas a Microsoft Health.

Ciudades inteligentes

Hace unos años, hablar de ciudades inteligentes era más una premonición que una realidad. Todo el mundo era capaz de visualizar los avances futuros en la gestión de datos y servicios en una gran urbe, pero los proyectos eran escasos y poco viables. Hoy en día, con el vergel de oportunidades abierto por las APIs, hablar de Smart Cities se ha convertido en un sector de negocio evidente: más de 1.600 millones de dispositivos conectados en 2016 y unos 3.300 millones en 2018, según Gartner, en campos como la salud, los servicios públicos, los transportes, edificaciones

Dentro de los proyectos de ciudades inteligentes, al margen de las propuestas de empresas privadas, habría que destacar el movimiento de algunas urbes tan importantes como Barcelona o Nueva York en la creación de plataformas y entornos para desarrolladores en su ambición de ser verdaderas Smart Cities.

En el caso de la capital de Barcelona, impulsaron el proyecto City OS, una plataforma de Big Data en tiempo real para mejorar la vida de los ciudadanos. Mediante la colocación de sensores de todo tipo en la ciudad, la administración es capaz de recabar y analizar datos que permiten adelantarse a los problemas en, por ejemplo, la gestión de los servicios públicos como el tráfico o el transporte: se elaboran simulaciones y también modelos predictivos de distintas situaciones.

Otro ejemplo aún más sofisticado es el de Nueva York. La ciudad de EE.UU. cuenta ahora mismo con ocho APIs distintas (Geoclient API, Open311 Inquiry, Events Calendar, DoE School Choice, City Hall Data Feeds y tres más en beta, HPD Data Feeds, Comptrollers Checkbook y DOT Data Feeds. Además, Nueva York dispone como otras ciudades de un portal de datos abiertos con más de 1.300 datasets. Toda esa información está, lógicamente, disponible para desarrolladores a través de una API abierta proporcionada por Socrata (SODA). Esta interfaz permite el acceso a datos de gobiernos y administraciones públicas, organizaciones sin ánimo de lucro  ONGs de todo el mundo. Transparencia y negocio gracias a las APIs.

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