¿Aprender a programar desde niños? Un debate y muchas propuestas

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¿Aprender a programar desde niños? Un debate y muchas propuestas
¿Aprender a programar desde niños? Un debate y muchas propuestas

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Hasta hace pocos años, el niño que se aproximaba a la instrucción informática lo hacía sabiendo que el ordenador contenía el software de aprendizaje necesario, el código que ponía en movimiento animaciones y juegos con los que ejercitar algunas habilidades. Hoy, muchas iniciativas tratan de darle una vuelta al concepto: la clave no está en completar o no un ejercicio sino en lo que el niño puede llegar a hacer con el código en sus manos.

Una tendencia que ha llegado al sistema educativo

Lo que se ha dado en llamar ‘movimiento Aprende a programar’ (Learn to code movement) tiene defensores y detractores, y no está enfocado exclusivamente a niños en etapa escolar pero sí pone el foco en esta cantera. Entre los defensores encontramos a famosos tan variopintos como el gobernador de Florida Jeb Bush, Shakira, Ashton Kutcher, al cerebro de Facebook Mark Zuckerberg e incluso Sarah Michelle Gellar, la protagonista de Buffy Cazavampiros. Detrás de ellos, el apoyo de la Casa Blanca, la NASA y hasta del fondo patrimonial de Steve Jobs, que gestiona su viuda Laurene. Todos han apoyado el mensaje de la llegada de “la hora del código”, la necesidad de potenciar las virtudes de la programación informática incluyéndola en el currículum educativo y profesional.

 

Entre sus detractores figuran mayoritariamente ingenieros informáticos, doctores en ciencias de la computación y tecnólogos que llaman a enseñar a “pensar con la mente desnuda”, argumentando que aprender a escribir líneas de código no es aprender a programar, y que apuestan por el valor de materias ‘duras’ (el cálculo algorítmico, la lógica) y por desechar el ‘enfoque utilitarista’ (aprender a programar desde niño como garantía de valor en el futuro mercado laboral).

El debate es muy rico en argumentos, y es seguro que se prolongará a lo largo de muchos años, cada vez con más pruebas empíricas sobre supuestos beneficios y perjuicios.  De momento, los defensores están logrando materializar su visión en el terreno educativo en varios lugares. La ciudad de Chicago ha decidido recientemente apostar por las ciencias de la computación como asignatura prioritaria, y en los próximos tres años todas las escuelas ofrecerán un curso de iniciación a las ciencias de la computación. “Vivimos en una era en la que lo que ganas depende de lo que has aprendido a hacer, y el nuevo idioma –aunque mucha gente hable del español o del chino- es escribir código”, ha afirmado el alcalde Rahm Emmanuel. En Reino Unido, el nuevo currículum que entrará en vigor en septiembre ya incluye las ciencias de la computación por etapas desde los 5 años a los 17.

En este contexto han surgido iniciativas muy interesantes con distintos enfoques –priorizando los métodos prácticos, colaborativos, amenos y visuales- que sirven como primer trampolín hacia el mundo del código. A continuación repasamos algunas de las más interesantes.

Para niños: de robots a grupos de trabajo

Como ha dicho Barack Obama, “no juegues con tu teléfono, fabrícalo”. Esta filosofía es la que aplica Kano, un kit de código y programación para niños –“tan simple como Lego, impulsado con Pi” (una placa base Raspberri Pi)- realizado en Reino Unido. Kano permite montar un sistema sencillo de computación, juegos clásicos como Pong y Snake,  reproducción musical, vídeo, un servidor inalámbrico y varias funciones más. Se basa en código abierto y sus creadores han obtenido más de un millón y medio de dólares a través de microfinanciación colectiva en Kickstarter, un monto inédito para un sistema con propósito educativo. Estará disponible por encargo a partir de julio de 2014 en http://get.kano.me

 

Play-i presenta a Bo y a Yana, dos pequeños robots con distinta complejidad a los que niños de 5 años en adelante pueden programar con sencillos comandos en una interfaz muy sencilla con elementos visuales y musicales. Entre otros lenguajes, utiliza Scratch, un entorno de aprendizaje creado en el MIT en el que las líneas de código se engarzan como piezas de un puzzle para hacer más sencillo y divertido el proceso. Rutinas de ‘arrastra y suelta’ que también utiliza el sistema de aprendizaje autodidacta para niños Tynker (aquí, algunas de sus creaciones). Los sistemas de Play-i también estarán disponibles por encargo antes de las navidades de 2014.

Para aprender en equipo una de las opciones más cercanas en España es CoderDojo, pequeños clubs o grupos de trabajo donde chavales de entre 5 y 17 años aprenden programación, desarrollo web, creación de aplicaciones, juegos y más. Dirigidos por voluntarios, los dojos ponen énfasis en la utilización de software libre y son iniciativas sin ánimo de lucro. Existen más de 340 en 38 países y siempre necesitan tutores y voluntarios. Actualmente en España se llevan a cabo en Madrid (acogido por el MediaLab-Prado), Barcelona y País Vasco (consulta el mapa de dojos). Scratch, HTML, Javascript, Arduino, Processing y Android son algunas de las ‘materias’ que se imparten en estos clubes gratuitos de aprendizaje.

En Reino Unido, donde las escuelas empiezan a ser el polo principal de aprendizaje, las iniciativas del movimiento Learn-to-code comienzan a implantarse poco a poco. CodeClub (también basada en voluntarios) se propone constituir clubes de programación en el 25% de las escuelas de primaria británicas antes de 2015. En Canadá poco a poco crecen los Kids learning to code, con talleres muy prácticos. Para prestar un apoyo a los profesores y facilitar materiales formativos de primera calidad y los mejores enfoques para tutorías, en Estados Unidos ha surgido CodeHS, que se inspira en actividades llevadas a cabo en la Universidad de Stanford para encontrar el mejor método de aprendizaje a la hora de dar los primeros pasos en programación en la escuela o en casa.

La lista de recursos para aprender a programar o familiarizarse con la tecnología es amplia y variada, y cualquier padre o educador puede encontrar referencias adaptadas por edades, gustos y plataformas.

Y para no tan niños…

Las posibilidades, tanto para niños como no tan niños, parecen infinitas. Las hay sin ánimo de lucro (Khan AcademyCodecademyAppInventorCode.org) y de pago (TreeHouseGrok), adaptadas ya al español (CodeAcademy), iniciativas lideradas por chicas (Ladies Learning CodeGirls who code), plataformas para albergar cursos online (LearnStreetBento Box), sistemas que retan al alumno a aprender ‘por las duras’ (LearnCodethehardWay), muy enfocados a juegos y apps (Code Avengers) y programas impulsados por grandes empresas como Microsoft o por instituciones como la Code-to-Learn Foundation.

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